Aprender a tocar el piano, una afición que gana adeptos.

Tocar el piano

Cada vez hay más personas que invierten parte de su tiempo libre en aprender a tocar el piano. Una afición que gana seguidores de todas las edades y que sobrepasa el ámbito de los conservatorios. Te comentamos este curioso fenómeno.

Por diferentes razones, el piano es un instrumento que ha seducido a personas de distintos extractos sociales y de diferentes épocas históricas. En Europa, durante mucho tiempo, una buena formación en piano era fundamental para la instrucción de una señorita. En el Reino Unido, las pianolas estaban en muchas casas y amenizaban las reuniones caseras entre amigos, donde los asistentes terminaban bebiendo y cantando al compás del piano. El piano amenizaba las reuniones de la alta sociedad, pero también los bares donde se reunía el pueblo llano.

Comparado con otros instrumentos, el piano es caro y su formación es larga y exigente. La carrera de piano dura entre 10 y 14 años y se imparte en conservatorios.

La evolución de los teclados eléctricos, durante la segunda mitad del siglo XX, mucho más económicos que los pianos clásicos, y la proliferación de las clases particulares de música, fuera del ámbito de los conservatorios, han popularizado el estudio del piano entre la población.

Ya no es necesario gastarte un dineral en tener un piano de cola en casa. Podemos tener un piano más modesto o un teclado. Tampoco necesitas matricularte en el conservatorio desde los 7 u 8 años para aprender a tocar el piano. Puedes recibir clases en una academia, clases a domicilio e, incluso, hay profesores de música que imparten clases online.

La posibilidad de aprender a tocar este instrumento nunca ha estado tan alcance de todos como lo está en la actualidad. Un detalle, que sin duda, ha influido en que cada vez más gente se inicie en su aprendizaje.

Una opción para todas las edades.

A menudo pensamos que aprender a tocar el piano es solo para niños. Nada más lejos de la realidad.

Cecilia, una mujer adulta de Alicante, cuenta que empezó a recibir clases de piano hace 4 años de la mano de Kristina Kryzanovskaya, una profesora y concertista de piano rusa afincada en la ciudad levantina, con una larga trayectoria en la docencia. Cecilia dice que para ella, el piano era una asignatura pendiente. Una decisión que postergaba una y otra vez por diferentes razones. Una de ellas era la edad. ¿Cómo puede ser que una mujer con la vida hecha se ponga a aprender a tocar el piano?

Un día se decidió a asistir a clase y desde entonces – reconoce – no ha hecho otra cosa más que disfrutar. Dice que la creatividad y el entusiasmo se contagian en las clases, y que está esperando a que pasen los días para volver a asistir a su próxima lección. Estudiar piano a su edad ha sido como embarcarse en una hermosa aventura.

Pilar, otra mujer que ya de mayor ha vuelto a recibir clases de piano, cuenta que no tocaba este instrumento desde hace dos años. En los pocos meses que lleva recibiendo clases dice haber aprendido más que en los 7 últimos años. Pensaba que la edad iba a ser un escoyo en su aprendizaje. “Llega un momento en el que no tenemos la misma memoria que cuando éramos niños” – indica – “sin embargo, la constancia, la perseverancia y, por supuesto, la ilusión, son la clave para avanzar con independencia de la edad.”

Y es que aprender a tocar el piano, tanto de niños como de mayores, es un reto que asumimos con gusto. Sus avances, por pequeños que nos parezcan, son reconfortantes para el alumno.

Los beneficios de aprender a tocar el piano.

Aprender a tocar el piano nos reporta grandes beneficios tanto a nivel físico como intelectual. Estos son algunos de ellos:

  1. Mejora de la memoria. Estudiar las partituras y recordar  la posición de las manos en el teclado ejercita la memoria a corto y largo plazo.
  2. Aumenta la concentración. Tocar el piano requiere atención plena para coordinar las manos, la vista y el oído.
  3. Desarrollo de habilidades matemáticas y lógicas. El ritmo y la estructura musical fortalecen la capacidad de razonamiento. Como reconocía Pitágoras, la música tiene una base matemática.
  4. Reduce el estrés. Tocar el piano tiene un efecto relajante y ayuda a desconectar de las preocupaciones diarias.
  5. Expresión emocional, Por medio de la música podemos canalizar  nuestros sentimientos y emociones, lo que nos ayuda a sentirnos mejor.
  6. Aumenta la autoestima. Lograr avances y dominar piezas genera satisfacción en el estudiante  y aumenta su confianza personal.
  7. Facilita la interacción con otros músicos. Estudiar y practicar música fomenta el trabajo en equipo. La coordinación con los coros y con los otros músicos.
  8. Refuerza la disciplina. El aprendizaje musical refuerza valores como la constancia y la responsabilidad.
  9. Coordinación motora. Tocar con ambas manos de manera independiente mejora la coordinación.
  10. Agilidad y destreza. Al mismo tiempo, fortalece la motricidad fina y la precisión en los movimientos de las manos y de los dedos.
  11. Estimulación cerebral completa. El aprendizaje musical activa los dos hemisferios del cerebro, lo que mejora su funcionamiento.
  12. Amplía el bagaje cultural. Al estudiar música nos acercamos a distintos estilos musicales y conocemos nuevos autores, lo cual enriquece nuestra formación cultural.
  13. Fomento de la creatividad. Improvisar o componer al piano potencia la imaginación.

Todas las músicas.

El blog La Touche Musicale indica que con poco esfuerzo y sin un nivel muy avanzado, al piano podemos tocar distintas canciones populares como el Bohemian Rhapsody de Queen, Imagine de John Lennon, Hallelujah de Leonard Cohen o el cumpleaños feliz.

La versatilidad del piano es inmensa. Además de ser uno de los instrumentos más completos que existen; con él puedes marcar el ritmo, la melodía y la armonía, lo cual le permite adaptarse a una gran variedad de estilos musicales, su implantación en la cultura es impresionante.

La relación ente el piano y la música clásica es de todos conocidos. Grandes compositores de la historia crearon gran parte de su repertorio para ser interpretado al piano. Es el caso de Chopin, Debussy, Chaikovski, Franz Liszt y, por supuesto, Mozart. Pero la influencia del piano en la música popular ha sobrepasado el ámbito de la música clásica.

A principios del siglo XX, los tugurios donde se reunían los obreros negros de EE.UU. los días de pago, el sábado, los Honky Tonk, muchos de ellos tenían pianos destartalados que habían comprado a las iglesias y que pretendían arreglar y afinar como buenamente podían. El piano fue decisivo para el desarrollo del blues. En un momento donde la música de trabajo, la música espiritual (el góspel) y la música profana aún se entremezclaba, el piano estaba en el centro de aquella amalgama sonora. Solo la letra de las canciones y el lugar donde se interpretaba marcaba el estilo de música que se estaba tocando.

El contacto de la música negra con la instrumentación y las orquestas de corte europeo, en las ciudades, dio lugar al nacimiento del Jazz. Otro de los géneros donde el piano tiene un protagonismo indiscutible. En el Jazz, la improvisación adquirió un papel protagónico. A través de ella, los músicos mostraban su maestría en el manejo de los instrumentos.

En la música popular de la segunda mitad del siglo XX, el pop y el rock, influida por el blues, el jazz y la música negra, el piano también ha tenido un papel relevante.

Un instrumento para componer.

La página web de Sony Music anuncia la gira solo para piano del roquero argentino Fito Páez en España con todas las entradas vendidas.

El músico multiinstrumentista ha reconocido en más de una ocasión que el piano es el mejor instrumento, según él, para componer.

El músico, procedente de una familia de clase media de la ciudad argentina de Rosario, aprendió a tocar el piano orientado a la música clásica desde pequeño. Su madre, que murió cuando él tenía tan solo 8 meses de edad, era concertista de piano. El piano le unía a una madre que casi no llegó a conocer.

Su cabeza le dio un vuelco cuando siendo un preadolescente descubrió a los Beatles. Al poco tiempo se dio cuento que no solo podía interpretar las canciones del grupo británico al piano, sino que podía componer melodías que se asemejaban a aquella música.

Con las dictaduras militares, otros pianistas, como Charly García, utilizaban el piano para combatir la represión tocando rock progresivo. Un rock, el argentino que, sin pretenderlo, conectaba con la armonía y la elegancia de la música clásica y con la lírica sudamericana. La influencia de músicos como Charly García fue decisiva para que Fito Páez se dedicara a la música profesionalmente.

Desde entonces, el autor del disco más vendido en la historia de argentina: “El amor después del amor” reconoce que la mayor parte de sus canciones han sido compuestas y arregladas al piano.

Estudiar piano, con independencia de la edad que tengamos, es una afición que nos puede reportar grandes momentos de satisfacción.

 

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