Hay que reconocer que el fútbol puede crear adición. Es como una droga, pero en este caso una droga muy buena, que se mete en tus venas y que es muy complicado de sacar. La verdad es que mi relación con el fútbol es más duradera que con cualquier pareja que haya tenido. El otro día lo pude comprobar de nuevo.
Durante la tradicional cena de Nochebuena en la que nos reunimos toda la familia fuimos a la casa del pueblo, donde vivía mi abuela, ahora ya no. Y después de cenar comenzamos a mirar libros y discos de música, en vinilo, que tenemos por ahí de hace unas cuantas décadas. Y dentro de un libro de 5 de EGB, esto seguro que es un término que muchos no van a entender, así que les digo que más o menos cuando tenía 10 años, vi que habían datos ya de fútbol.
Es decir que cuando yo tenía 10 años ya apuntaba todas las alineaciones y todos los resultados de fútbol en un papel. Normal que años después mi carrera haya sido la de periodista deportivo. Aunque es una profesión muy sacrificada, tengo claro que ha sido la mejor elección de mi vida. Entre otras cosas porque ha sido mi vocación.
Y claro, el fútbol se te viene a tu vida y no se va fácilmente. Por eso, está bien contarlo, pero es todavía mejor jugarlo. Y aquí me veis con 50 años recién cumplidos y mandando un WhatsAPP a mis compañeros del instituto para que hagamos un equipo y jugar al fútbol 7 en una liga de aficionados. Nos ha costado mucho tiempo juntarnos para una cena, incluso para una quedada con las mujeres, pero oye, para hacer un equipo de fútbol han sido dos minutos. Está claro que el fútbol tiene un gran veneno.
Y ya que jugamos lo hacemos a lo grande, con equipación y todo. Y lo hemos hecho recordando los colores del colegio donde estudiamos. Así, compramos camiseta y pantalón en la web de Compradeporte, porque además nos permitían personalizar la camiseta con el nombre y el dorsal por sólo 4 euros. La verdad es que nos hemos vuelto a sentir futbolistas de nuevo. Lo de llevar los nombres detrás nos hace subir un punto más sobre los rivales.
Beneficios
Y es que hay mucha gente que afirma que hay una edad para una cosa, y que la nuestra con el fútbol ya pasó, pero yo no lo creo así. Es bueno para la salud física, para la mental y también para la salud social. Aunque es cierto que hay que saber adaptar la intensidad del juego y tener en cuenta las condiciones físicas de cada uno, pero jugando a nivel amateur, lo único que aporta son beneficios.
En mi caso particular, jugar al fútbol me ha ayudado a fortalecer el corazón, incluso mejorar la circulación sanguínea y reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Esto es algo que se puede comprobar porque lo he visto en los últimos análisis de la empresa que me he hecho.
Pero ojo, que también he visto cómo me ha aumentado la resistencia y la fuerza muscular. Había probado antes con varios gimnasios, pero finalmente siempre acababa por no ir, al partido de fútbol de los miércoles, nunca falto. Y ante todo, me ha servido para controlar el maldito peso. Al ser un ejercicio aeróbico, el fútbol contribuye a quemar calorías, lo que ayuda a mantener un peso saludable.
Pero como os decía también tiene beneficios mentales. Así, jugar al fútbol a partir de los 50 años nos sirve para liberar endorfinas, promoviendo una sensación de bienestar, la mejor forma para huir del estrés diario, y de los problemas que tenemos en el trabajo.
Y aunque pueda sonar a un poco de flipada, pero es cierto que jugar al fútbol requiere tomar decisiones rápidas, lo que ayuda a mantener la mente activa y ágil. Yo desde que juego me siento mejor en todos los aspectos.
Y después, las cañas
Y por último, no nos podemos olvidar de los beneficios sociales que tiene lo de jugar al fútbol en equipo. Especialmente en la edad madura, el fútbol puede ser una excelente manera de mantenerse conectado con otras personas. Nos sirve para aliviar la soledad.
En nuestro caso tenemos a dos amigos solteros y otro recién divorciado que nos dice que quedar con nosotros les da la vida. Sobre todo porque después de jugar al fútbol nos tomamos un par de cañas que nos hace recordar nuestros años pasados.